domingo, 11 de septiembre de 2011

Estaciones y aeropuertos. HIGH COSTO & LOW QUALITY


Hola amigos, tras un breve paréntesis y tratando de adaptarnos al periodo laboral pasamos a analizar los tiempos malgastados en los restaurantes y cafeterías de los intercambiadores. Cuando hablamos de malgastados, hago referencia a la pésima calidad del producto y el elevado precio del mismo.


El público español, habitualmente, es una persona acostumbrada a una calidad bastante elevada a la hora de comer o hacer la compra. Pero a la hora de viajar la cosa varía, debido a los controles de acceso y a que no siempre se puede escoger la hora para viajar por precio o destino, en muchas ocasiones se te exige comer, o por lo menos engañar al hambre, en una estación o en un aeropuerto, en los que te ves sometido a tortillas de patatas de plástico a precio de una ración de rotos en Lucio, fruta por piezas a precio de kilo o pasta sobrecalentada a un precio desorbitado. Con un poco de suerte hay una franquicia de comida rápida que “sabes lo que comes” y tiene el mismo precio en la puerta del Sol que en la T4, pero no siempre se da el caso y esto no solo repercute en el bolsillo y en nuestro paladar, también tiene una gran efecto en el turista extranjero, que antes buscaba sol y playa y ahora busca el sol, la playa y nuestra gastronomía, y una de las primeras situaciones que se le presentan es tomarse un café mal hecho o una tostada con jamón parecido al chóped a un precio nada parecido con la realidad. Puedo comprender que exista un precio elevado debido a las condiciones de una concesión, pero lo que no puedo comprender ni apoyar es la falta de calidad, cuando es uno de los fuertes y de los reclamos para nuestros turistas.
Tenemos que tratar de mejorar la calidad de nuestros servicios y que la primera sensación sea agradable y no de decepción.

Por lo que mi decisión final no es otra que no apoyar a estos negocios, dejar la maleta en las consignas y cruzar la calle para tomar algo en condiciones.

Muchas gracias por vuestro tiempo.

Un saludo,
Carlos F.Z.

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